sábado, 24 de mayo de 2014

Pedofilia


Para los poderosos,
los crímenes son los que otros cometen.

Noam Chomsky 

El mundo moral actual no tiene
ninguna objeción particular contra el vicio;
pero sí una insuperable repugnancia
a escuchar que se mencione al vicio
por su verdadero nombre.

William M. Thackeray

Parece que todo empezó el 23 de Enero de este año. Ese día los agentes de la agencia de Investigaciones de Seguridad Interior (Homeland Security Investigations o HSI) dependiente de Inmigración y Aduanas (Inmigration & Customs Enforcement o ICE), arrestaron a un tal Brian Farnelli, nada menos que jefe de policía del Departamento de Mount Pleasant de Nueva York. ¿Los cargos? Violaciones a la ley que prohíbe la tenencia y distribución de pornografía infantil.

Cuarenta y un días más tarde, arrestaron al rabino Samuel Waldman, un maestro de estudios judaicos en Brooklyn, por utilizar Internet para ofrecer y diseminar videos de pornografía infantil.

El 8 de Abril fue detenido Kenneth Garner, enfermero del Centro médico del condado de Westchester, por promover actos sexuales entre menores de edad.

Nueve días más tarde detuvieron a Eduardo Salcedo Urzola, también de Brooklyn, por poseer y distribuir películas de pornografía infantil.

El 28 de Abril les tocó el turno a Aaron Young – un paramédico residente en Queens – y a Wong Yu – un oficial de policía residente en Ozone Park – ambos acusados de distribución del mismo tipo de pornografía.

Once días más tarde cayó preso Jonathan Silber – un dirigente de Boy Scouts – por posesión y distribución de lo mismo.

Hagámosla corta: en total, durante el llamado "Operativo Caireen" que se extendió dese el 4 de Abril hasta el 15 de Mayo de este año, las autoridades de Nueva York arrestaron a 71 personas; la mayoría por posesión y distribución de pornografía infantil pero varias también por la directa confección de esa clase de material y por promocionar actividades relacionadas con el mismo. En las palabras de T. Hayes Jr. – agente especial a cargo del HSI de Nueva York: "La mera cantidad de individuos sospechados y confirmados de dedicarse a la explotación sexual de niños, identificados a lo largo del Operativo Caireen, es estremecedora y la profesión de muchos de los acusados resulta desconcertante. Ya no podemos presuponer que las personas que se degradan para abusar de los niños son vagos desempleados. Claramente, esta actividad criminal ha alcanzado proporciones epidémicas."  [1]

Sí. Realmente. La profesión de las personas involucradas en estos hechos de pornografía infantil llama la atención. Un jefe de policía y un oficial de policía, un enfermero, un paramédico, un dirigente de Boy Scouts y, además, entre las 71 personas detenidas figuran al menos un arquitecto y un piloto de líneas aéreas. Pero ¿también un rabino? 

Samuel (Shmuel) Waldman, además de rabino, es maestro en un colegio de niñas. Por otra parte, es autor del libro Beyond a Reasonable Doubt: Convincing Evidence of the Truths of Judaism. [2] Con todo, no es el primero y mucho menos el único en ser acusado de esta clase de actividades relacionadas con niños menores de edad. Sucede que Shmuel Waldman es de Brooklyn y la comunidad judía ultra-ortodoxa de ese distrito de Nueva York es la mayor del mundo fuera de Israel. Y no solo es una comunidad muy numerosa sino también una comunidad fuertemente segregada y cerrada sobre sí misma. Tan cerrada que mantiene su propio tribunal de justicia – el Beit Din – que responde a una legislación religiosa especial – la Halajá – y, en los últimos años incluso ha instituido su propia policía comunitaria: el Shomrim. [3]

En estas condiciones no es de extrañar que la relación entre esta comunidad y las autoridades de Nueva York haya sido, y en gran medida continúe siendo, bastante conflictiva. En los casos de abuso sexual de menores, específicamente, varios han acusado a los enclaves ultra-ortodoxos judíos de Brooklyn de obstruir durante décadas la acción de la justicia a fin de "proteger la imagen" de la comunidad. La acusación incluso ha recaído sobre el fiscal del distrito de Brooklyn, Charles Hynes, a quien se acusa de prestar más atención a las posibles repercusiones electorales de su gestión sobre los votantes judíos – de quienes depende su cargo – que a los casos efectivamente denunciados.

El hecho es que hasta fines de los años 2000, en Brooklyn solo una pequeña parte de los casos de pedofilia llegó a los tribunales normales. Después, según un informe de la oficina del fiscal de distrito, entre Abril de 2009 y Noviembre de 2011 se realizaron 85 arrestos de los cuales en el año 2012 aún quedaban pendientes 47 casos. De los 38 casos cerrados, 6 habían ido a juicio, 23 terminaron en acuerdos con la fiscalía y 9 en sobreseimientos.

Estas estadísticas no satisfacen a las víctimas. El rabino Yosef Blau, un ortodoxo moderado, sostiene: "Los rabinos continúan, en un grado desafortunado, protegiendo al sistema. La batalla es por el encubrimiento. Contra eso es lo que estamos luchando ahora". Ben Hirsh, un abogado de las víctimas, afirma: "El fiscal de distrito se ha mostrado muy reticente en llevar estos casos a juicio. Recientemente se ha vuelto un poco más agresivo debido a la presión de los abogados y las críticas de la prensa. Pero sigue comportándose de un modo inconsistente con la forma en que trata los casos no-ortodoxos."  

El caso más emblemático en este sentido es el del rabino Yehuda Kolko. Este religioso fue constantemente protegido por sus pares durante más de 30 años. En 1984 unos 10 rabinos se reunieron para tratar los múltiples casos de pedofilia denunciados por las víctimas de la escuela rabínica para niños en la que trabajaba. La resolución del encuentro fue la de no hacer nada ya que, admitiendo los hechos, la escuela podía ser acusada de encubrimiento. Un año más tarde se constituyó un Beit Din para examinar los cargos contra Kolko pero el dueño de la escuela consiguió hacer suspender las sesiones luego de tan solo un día de actuación. En un segundo Beit Din las víctimas fueron tan efectivamente amedrentadas que no apareció ninguna de ellas y Kolko pudo seguir ejerciendo libremente sus actividades.

Lo hizo hasta 2006 en que, al final, terminó siendo procesado por pedofilia. No obstante, se le permitió admitir tan solo dos cargos menores. En consecuencia, por medio de un acuerdo con la fiscalía, el rabino terminó siendo condenado meramente a 3 años de libertad condicional y su nombre ni siquiera fue inscripto en el registro de delincuentes sexuales. Algo que difícilmente satisfaga a víctimas como, por ejemplo, a David Framowitz quien, muchos años después de haber sido abusado por Kolko e incluso después de haber emigrado a Israel, todavía afirma: "Solía decirme a mí mismo: «No fue mi culpa; no voy a dejar que esto arruine mi vida.» Te mantienes ocupado y vas a trabajar y tienes una vida familiar normal. Pero siempre está allí. Es como una pesadilla que nunca se va. No importa lo intensamente que trate de apartarla, su cara siempre está allí." [4]

Se me dirá que estos casos afectan solamente a una minoría de rabinos. Es cierto. Pero los casos de pedofilia de sacerdotes católicos han afectado también solo a una minoría de sacerdotes de la Iglesia Católica. Sobre un total de más de 410.000 sacerdotes en el mundo [5], desde el año 2004 la Iglesia Católica expulsó por pederastia a 848 y sancionó a algo más de 2.500. [6] La cantidad de sacerdotes católicos involucrados en estos crímenes no llega ni al 1% del total.

Y no obstante, el tratamiento público y mediático en ambos casos ha sido muy diferente, por decirlo con la mayor suavidad posible. En los últimos años – aún cuando desde el papado de Francisco la Iglesia recibe un trato algo más "amistoso", al menos en ciertos países – cualquier falta cometida por un miembro de la Iglesia Católica ha sido divulgada a los cuatro vientos en todos los tonos críticos imaginables y prácticamente en todos los medios del planeta. El 5 de mayo pasado en la misma ONU un comité comparó el abuso sexual cometido por sacerdotes católicos con actos de tortura. [7]

No es que esté en desacuerdo en considerarlo una forma de tortura, pero frente a esto, ¿alguno de ustedes oyó jamás mencionar los casos de Waldman y Kolko, a los cuales todavía podríamos agregar los casos de Aron Boruch Tendler, Edward Schlaeger, Avraham M. Leizerowitz, Mordechai Gafni, Moshe Eisemann, Gabriel Ohayon, Yaakov Menken, David Lipman, David Kaye, Asher Dann, Peter Braunstein, Nachman Borenstein y muchos, muchos otros? [8] Esta disparidad en el tratamiento de la información no deja de plantear toda una serie de preguntas políticamente muy incorrectas. Por decir lo menos.

Así y todo, con ser grave, éste no es el mayor problema. El mayor problema está en las palabras arriba citadas de T. Hayes Jr. cuando afirma: "Claramente, esta actividad criminal ha alcanzado proporciones epidémicas."

Porque, si esto tiene realmente proporciones epidémicas uno, hasta involuntariamente, no tiene más remedio que acordarse de los últimos períodos de Grecia y de los peores momentos del Imperio Romano.

Lo malo es que el proceso tiene un nombre muy desagradable.

Se llama decadencia.

Un fenómeno que se ha presentado en todas aquellas culturas que cayeron por la barranca de la degradación para terminar saliendo del escenario de la Historia.


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Notas
(Todas las páginas web mencionadas se hallaban activas al 24/05/2014) 
[1] - Cf. la página oficial de la ICE : http://www.ice.gov/news/releases/1405/140521newyork.htm
[2]- Más allá de una duda razonable: Pruebas convincentes de las verdades del judaísmo. Disponible en amazon (en inglés): http://www.amazon.com/Beyond-Reasonable-Doubt-Shmuel-Waldman/dp/1583308067/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1394139479&sr=8-1&keywords=rabbi+shmuel+waldman
[3]- Cf. http://www.theguardian.com/world/2012/mar/29/brooklyn-da-orthodox-jews-cover-up?intcmp=239
[4]- Cf. New York Magazine, http://nymag.com/nymag/toc/20060522/ Artículo: On the Rabbi's Knee.
[5]- Cf. http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=31563
[6]-Cf. http://www.voanoticias.com/content/vaticano-reconoce-cientos-de-curas-pederastas/1909414.html
[7]- Cf. http://www.jornada.unam.mx/2014/05/06/mundo/019n1mun
[8] - Cf http://theawarenesscenter.blogspot.com.ar/2008/01/history-of-child-abuse-neglect-and.html






sábado, 10 de mayo de 2014

Los marioneteros



Hay una sola Regla de Oro:
quien tiene el oro
impone las reglas.
Dicho popular
 
Detrás del gobierno visible
está entronizado un gobierno invisible
que no es leal a nadie
y que no se hace responsable ante nadie.
Teodoro Roosevelt

Desde hace ya muchos años la dictadura mediática ha logrado imponer la idea de que todo aquél que cuestiona el actual sistema imperante o bien se halla impulsado por el odio o, en su defecto, es un delirante que padece de conspiranoia. A veces esto se refleja en la cínica admisión de que el sistema "será malo pero es el menos malo de todos los demás". Otras veces directamente llueven los epítetos de nazifascismo y las acusaciones de malevolencia contra cualquiera que ponga seriamente en duda el dogma oficial.

Sin embargo, tal como lo señala Kenneth Rogoff, "las economías capitalistas han sido espectacularmente eficientes en hacer posible un creciente consumo de bienes privados, al menos considerando el largo plazo. Pero cuando se trata de bienes públicos – tales como educación, medioambiente, salud pública e igualdad de oportunidades – la lista de logros no es ni por lejos tan impresionante y los obstáculos políticos puestos al mejoramiento parecen haber aumentado a medida en que han ido madurando las economías capitalistas." [1]

Quienes todavía analizan nuestro mundo desde la óptica del Siglo XX aún piensan en términos de un "bienestar" traducido en automóviles, televisores, heladeras, electrodomésticos varios y eventualmente vacaciones, espectáculos o, incluso y dado el mejor de los casos, viviendas. No se trata, por supuesto, de que estas cosas son superfluas. Todo lo contrario. Pero, gracias a la tecnología disponible, su producción está resuelta; su fabricación o construcción no presenta dificultades y, en todo caso, lo que puede seguir siendo una cuestión a resolver es su justa distribución de acuerdo al mérito de cada cual.

Uno de los desafíos que plantea el Siglo XXI, sin embargo, no se relaciona con los bienes y servicios personales de consumo. Lo que estará (y ya está) en fuerte discusión es todo lo relacionado con bienes sociales tales como la educación, la salud pública, el medioambiente, la seguridad, la justicia social o el nivel de vida y bienestar de los ancianos jubilados. ¿Y por qué hay que concentrarse en esto? Pues porque ya en los países del "primer mundo" los mayores peligros no provienen de la carencia de bienes privados sino de la insuficiencia de los bienes sociales desde el momento en que el capitalismo no se ha destacado precisamente por su eficacia en producirlos y ofrecerlos.

¿Cómo se las arreglará el capitalismo para eliminar la enorme brecha entre los muy pobres y los muy ricos; cómo manejará el envejecimiento de la población; qué hará respecto del espacio cada vez más amplio ocupado por los alimentos genéticamente manipulados si al final resulta que – al menos algunos de ellos – no son tan inocuos como se supone? ¿Qué hará el capitalismo para resolver los problemas planteados por la soledad con hacinamiento? ¿Que hará respecto de la mala alimentación, las enfermedades relacionadas con el metabolismo, el estrés y la angustia? Sobre todo ¿cómo hará el capitalismo para organizar de modo aceptable el trabajo, el pleno empleo, la posibilidad para que todos se ganen la vida con una ocupación honesta?  

Son todas preguntas abiertas que el futuro contestará, pero el capitalismo tendría que cambiar mucho para hallar las respuestas adecuadas. Y tendría que cambiar sustancialmente porque uno de los supuestos básicos de su doctrina económica es el homo oeconomicus; un ser ideal y abstracto del cual se supone que siempre percibe perfectamente sus propios intereses y los defiende contra viento y marea. Para colmo, según la ideología aceptada, esto incluso estaría muy bien porque el mundo construido sobre la base de la lucha de estos "egoísmos individuales" sería el mejor de los mundos posibles. Un mundo guiado por la "mano invisible" del mercado que se encargaría de producir lo demandado y hacerlo llegar a quienes lo demandan. 

Es lo que figura en los manuales de enseñanza del liberalismo. Lástima que en la realidad las cosas suceden de un modo bastante diferente. Por de pronto, ¿cómo surge en absoluto este "individuo egoísta"? Pues, para hacerlo aparecer sobre esta tierra, en todos los millones de casos normales tuvo que existir al menos una madre generosa que no solamente lo trajo al mundo sino que invirtió una enorme cantidad de energía material, física y sobre todo una inmensa cantidad de amor para que su pequeño hijo o hija creciera y se desarrollara en forma armónica. Y no necesitaríamos una gran investigación para descubrir que, además de mamá y papá, muchas otras personas – amigos, maestros, profesores, parientes, conocidos, amantes, cuidadores – contribuyeron con cariño y una nada despreciable dosis de desinterés para que nuestro niño pueda comenzar su carrera como ese "individuo egoísta" que supone el liberalismo.  

Pero, si nuestro niño solo pudo convertirse exitosamente en "individuo egoísta" gracias al apoyo brindado por el cariño solidario de su entorno social, ¿cómo contabilizaríamos económicamente ese cariño solidario sin el cual nuestro individuo no solo no podría ser egoísta sino que ni siquiera podría existir por la simple razón de que muy probablemente ni habría venido al mundo en primer lugar? Porque, según el criterio vigente, deberíamos contabilizarlo ya que representa algo así como la "inversión" necesaria para "producir" al homo oeconomicus.

No nos hagamos ilusiones. Sin el aporte constante del cariño personal y social, todo el edificio de la economía guiada por la "mano invisible" del mercado colapsaría como un castillo de naipes. Hasta me atrevería llegar al extremo de afirmar que ni siquiera hubiera podido surgir.

Toda la lógica existencial de la actual economía política se basa sobre un funesto error. O quizás, siendo tan solo un poco malévolos, podríamos decir que se sustenta merced a un engaño deliberado. Con lo que surge de modo necesario la pregunta de quiénes son los que provocan este engaño. ¿Serán acaso los profesores de economía, o los economistas en general, que legitiman todos los días una cosmovisión completamente contraria a los requerimientos del Bien Común? ¿Es posible que sean tan ignorantes que no saben lo que hacen; o bien tan cínicos que – a pesar de estar perfectamente al tanto de la situación real – siguen brindando argumentos en favor del modelo por conveniencias personales, propias de "individuos egoístas"?

Puede haber bastante de eso en muchos casos, pero no creo que sea lo esencial. Los profesionales de la economía capitalista son solamente peones sobre el tablero de ajedrez del liberalismo en general. Al igual que los políticos aceptados por el sistema, son marionetas cuyos hilos manejan otros detrás de bambalinas. Precisamente por eso lo que realmente importa no es discutir con los economistas y los políticos profesionales. Lo realmente importante es descubrir a los marioneteros que mueven los hilos de la economía mundial y de la política mundial para comprender por qué lo hacen y cómo lo hacen.

Convengamos en que no es fácil hacerlo. No lo es en primer lugar porque esa "mano invisible" que "naturalmente" equilibraría al mercado puede ser una mera entelequia, pero los hilos de quienes mueven los acontecimientos mundiales son realmente invisibles para la gran mayoría. Y en gran medida son invisibles porque la dictadura mediática ha conseguido convencer a muchos de que no hay otra alternativa posible y de que todo aquél que critica al actual sistema, o bien fomenta el odio antidemocrático, o bien fabrica gratuitamente teorías conspirativas absurdas. Por supuesto que todo ello con la peor de las intenciones.

Sin embargo, no es imposible descubrir la mano de los marioneteros. Basta con seguir la pista del dinero. Una economía global basada en el dinero y dependiente del dinero necesariamente otorga una enorme cantidad de poder a quien consigue acumular la suficiente masa crítica de dinero como para convertirlo en herramienta de poder político.

Por consiguiente, el mayor problema no son los pequeños oligarcas locales muy ricos como equivocadamente sigue sosteniendo cierta izquierda atascada en el esquema de la lucha de clases. Sobre todo en países como la Argentina en dónde el dinero de la política proviene en su enorme mayor parte de plata robada al Estado. 

El mayor problema son los plutócratas internacionales que tienen tanto dinero que su masa acumulada ya no funciona como dinero.

Funciona como poder.


Notas: